martes, 10 de noviembre de 2015

Correción de la actividad de adaptación del cuento "Toda clase de pieles".

A continuación, presentaré la correción de la adaptación al cuento de "Toda clase de pieles" que he realizado. En mi opinión esta adaptación es para un curso como 3º o 4º de Educación Primaria.
TODA CLASE DE PIELES
Hace muchos años, en un lejano país vivían una reina y un rey. Poseían muchas tierras, tenían gran poder y el pueblo estaba muy contento con su reinado. Su vida no podía ir mejor ya que además de todo eso, estaban profundamente enamorados. Llevaban mucho tiempo pensando en la posibilidad de tener un hijo para que pudiese reinar tan bien como ellos.
2 años pasaron cuando las buenas noticias llegaron, la reina estaba embarazada, más tarde, nació el hijo sano y fuerte. Su nombre fue Jaime VIII.
Los reyes estaban muy contentos, ya que se habían asegurado la descendencia de la familia para poder seguir gobernando el reino. Sabían que estaban en buenas manos.
Pero, un mes después del nacimiento del futuro rey, la reina murió, debido a unas fuertes fiebres que le dieron cuando enfermó por su delicado estado después del parto.
Antes de la muerte de la reina, tuvo la última conversación con el rey. Ella le pidió en su lecho de muerte que debía entregar a su hijo tres preciados objetos que había heredado de su familia.
Una rueca de oro de su abuela , una estampa de la virgen de su madre y un anillo de diamantes que le regaló el rey el día que se casaron.
Ahora el rey, debía buscar una mujer para que se casase con su hijo y puediesen reinar el día de mañana sus tierras.
Pasaban los años y el rey, sin contárselo a Jaime VIII, no encontraba la mujer correcta para que se casase con su hijo.
Tras 7 años de búsqueda, y ya que el futuro rey no era ya un adolescente, eligió al fin a la mujer que él quería para que se casase con su hijo.
El vigente rey, fue contento a contárselo a su heredero.
La reacción de su hijo no se la esperaba. Estaba muy enfadado con su padre ya que él quería encontrar a la mujer que a él le gustase y pudiesen convivir juntos.
En cambio su padre le estaba obligando a casarse con una mujer a la que no conocía ni quería.
El rey le dijo que era una orden suya y no podía desobedecerla.
Jaime VIII, al ver que su padre no iba a cambiar de opinión y le iba a obligar a casarse con esa mujer, pensó en algo que pudiese atrasar la boda con esa desconocida.
Nuestro protagonista le dijo a su padre que aceptaría con la condición de que le consiguiese los diamantes más escondidos del mundo.
Un pedrusco tan rojo como el resplandor del de la puesta de sol en el horizonte, otro tan blanco como la nieve que cubría sus tierras en los duros inviernos y la última tan azul como el agua del río que cruzaba el reino.
El rey le contestó que iba a tardar mucho en encontrar esos tres Diamantes ya que muy pocos los habían visto pero que si era su deseo, lo cumpliría.
Y así fue, el rey mandó a todos sus exploradores a buscar esas tres piedras preciosas.
Tardaron meses, y cuenta la leyenda que años...
Después de todo ese tiempo el rey le entregó las tres piedras preciosas y le anunció que entonces ya podía casarse con la mujer escogida.
Jaime VIII le contestó que para ello debía entregarle el regalo de bodas o sino no se casaría.
El rey de nuevo aceptó y preguntó cuál era su deseo.
El heredero le expresó que quería un abrigo confeccionado con todos los tipos de piel de todos los animales en la tierra.
El rey le anunció que eso sería muy difícil y costoso pero que si era su deseo así lo haría con la condición que se casase con la mujer elegida.
Tras varios años, de búsqueda y confección de todas los tipos de pieles de todos los animales del mundo, el rey entregó el abrigo a su hijo y le comunicó que ya que le había hecho realidad su deseo, ahora debía cumplir su promesa y casarse. Pero antes le dio los tres regalos que su madre me había dejado de legado.
Esa misma noche, Jaime VIII no se lo pensó, cogió un hatillo y metió un poco de utensilios para hacer fuego y algo de comida. Guardó las tres piedras preciosas y se puso el largo y ancho abrigo de todas los tipos de pieles junto a los tres preciados objetos de su madre.
Empezó a correr por el bosque, guiándose por las estrellas y la luna para no acercarse al reino de su padre o dar vueltas sin sentido.
Pasaron varios días, dormía por el día para que no la cogiesen y corría por la noche. Hasta que un día, de repente, mientras dormía en el troncó hueco de un árbol, escuchó voces que le despertaron y rápidamente se puso la capucha del abrigo de pieles y se quedó muy quieta para que no la descubriesen. Tenía miedo de que fuese los guardias de la corte de su padre buscándole.
Pero las personas que iban por el bosque, eran los guardias de una mujer de otro reino que iba de caza por el bosque.
Rápidamente Jaime VIII se hizo el loco y dijo: "soy un pequeño animalillo, no me matéis por favor, no me matéis".
Julia, la Gobernadora de otro reino lejano al de su padre, mandó a sus sirvientes que cogiesen al joven y le llevasen a su palacio para lavarle y darle ropa limpia.
Pero llegado este momento, Jaime no se dejó limpiar no cambiar de ropa, y gritaba y se movía, ya que no quería que pudiesen reconocerle ya que era el hijo de un importante rey.
La Gobernadora de ese reino, mandó que le diesen una tarea para que pudiese ayudar en su palacio.
Le asignaron trabajar en la cocina como aprendiz del jefe que de la cocina se hacía cargo.
Pasaron los años y Jaime VIII, cada vez se estaba enamorando más de la Gobernadora, ya que le encantaba como gobernaba el reino, su forma de ser, lo bien que trataba a sus empleados, etc.
Ya que Jaime VIII nunca se quitaba el abrigo le llamaban toda clase de pieles en todo el palacio.
Llegó el día en el que la Gobernadora debía elegir el hombre con el que se casaría y para ello iba a llevar a cabo tres días con tres bailes para que el último día eligiese la persona con la que iba a pasar el resto de su vida.
Llegó el primer de baile y Jaime vio la oportunidad de poder conocer a la Gobernadora de cerca por eso, pidió a su jefe de cocina que si le dejaba que fuese a ver el baile ya que nunca lo había visto y le hacía mucha ilusión. El jefe le dejó pero le advirtió que debía estar pronto de vuelta ya que tenía que subir más tarde el caldo que se tomaba antes de dormir la gobernadora a su habitación. Jaime dijo que sí que estaría antes para poder llevar el caldo a la gobernadora.
Fue rápido a cambiarse a su habitación y se puso un traje y se puso el medallón de la piedra preciosa roja tan roja como la puesta de sol en el horizonte.
Esa noche bailó dos bailes con la gobernadora y volvió rápido a su habitación para ponerse de nuevo el abrigo de toda clase de pieles y subió el caldo a la Gobernadora.
En el caldo echó la rueca de oro de su abuela.
La Gobernadora, empezó a tomarse la sopa pero notó rápidamente que algo chocaba con la cuchara. Metió los dedos y sacó la rueca, se extrañó mucho ya que no sabía cómo podía haber llegado hasta ahí. La dejó encima de la repisa de la chimenea de su habitación y se fue a dormir.
Al día siguiente, llegó de nuevo la hora del baile. Otra vez Jaime VIII le pidió al cocinero que por favor le dejase volver a ir ya que le había encantado ver el baile y había disfrutado muchísimo.
El cocinero aceptó pero debía llegar antes ya que el día anterior había llegado tarde.
Jaime fue corriendo a su habitación y se puso el traje de nuevo, se lavó la cara y se peinó, esta vez se puso de medallón la piedra preciosa tan blanca como la nieve.
Esta vez bailó 5 bailes con la Gobernadora, ella le preguntaba qué quién era y de dónde venía pero el evitaba la respuesta con otras preguntas o bailando. Ella no consiguió sacar ninguna información de Jaime VIII.
El baile estaba llegando a su fin y debía irse rápidamente a su habitación para poder subir el caldo a la Gobernadora.
Bajó corriendo a la cocina, preparó el caldo y se lo subió, esta vez, introdujo una estampa de la virgen de su abuela.
La gobernadora al recibir el caldo caliente lo primero que hizo fue meter la mano para ver si había algo y efectivamente, allí estaba la estampa de la virgen.
La puso en la repisa de la chimenea junto a las otras y al día siguiente por la mañana preguntó al cocinero que si sabía algo de esos objetos, él le contestó que no, que no tenía ni idea.
Se acercaba la gran noche y el protagonista estaba muy nervioso ya que era el día en el que la Gobernadora elegía el hombre con el que se iba a casar y compartir el resto de su vida.
Llegó la noche, se cambió como todos los días y se fue al salón de baile sin que nadie pudiese verlo.
Esa noche bailó casi todo el tiempo con la Gobernadora, y ella no le consiguió sacar ninguna información como días anteriores.
Ya quedaban pocas personas en el salón del baile y ellos seguían bailando.
Debía irse rápido ya que iba llegar tarde a preparar el caldo. Y tuvo que irse muy sigilosamente ya que no quería que le viesen irse a su habitación.
Bajó corriendo a la cocina con el abrigo de toda clase de pieles puesto encima del traje ya que no le había dado tiempo a cambiarse.
Cocinó el caldo lo más de prisa que pudo e introdujo el anillo de diamantes de su madre. Subió el caldo a la habitación y la Gobernadora le dijo que esperase que iba a tomarse el caldo y ya bajaba el cuenco a la cocina.
Sacó el anillo de diamantes y le dijo que si sabía algo de ese objeto. Él contestó que no sabía nada. La Gobernadora le pidió que mirase en el bolsillo de su chaqueta y sacó un pequeño paño dorado de la misma.
En ese momento Jaime se quedó paralizado y no sabía qué decir o como reaccionar. Ella le había introducido en el bolsillo el paño de oro en su bolsillo que cubría en ese momento el abrigo de toda clase de pieles.
La Gobernadora le declaró su amor y le explicó que le daba igual quien fuese o de dónde viniese o su pasado.
Solo quería casarse con él y ser felices para siempre.
Jaime le contó la situación de huida en la que estaba. Y ella le prometió que siempre le protegería de su padre y nunca iba a saber dónde estaba.
Y desde entonces, fueron felices y comieron perdices.
ASPECTOS QUE HE CAMBIADO EN LA ADAPTACIÓN DEL CUENTO.
  1. El sexo del protagonista, en este caso es varón y en el original es mujer.
  2. El motivo de la huída, ya que son alumnos de 7-9 años, no me parecía correcto mantener el incesto en el cuento, por lo tanto he adaptado la historia a una huída debido a que no quiere casarse con la mujer a la que su padre le está obligando.
  3. No le encuentra un príncipe en el bosque, sino una Gobernadora de un reino.

1 comentario:

  1. Perfecto .. aunque no me quiero ni imaginar cómo quedaría la estampa de la Virgen después de pasar un rato dentro del caldo...

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