El cuento que he escrito a contiuación pienso que es adecuado para lectores de 8-9 años.
TODA CLASE DE SEMILLAS
Hace muchos muchos años, según cuenta la historia vivían una
pareja de campesinos en algún lugar de Centroamérica. Trabajaban mucho sus propiedades y les
entusiasmaba trabajar la tierra juntos ya que estaban tan enamorados que no podían
aguantar horas sin verse.
Algunos años tenían una cosecha magnífica y podían vivir muy
bien durante el año, en cambio, otras temporadas, la lluvia o los vientos,
arrasaban sus cosechas de maíz y pasaban mucha hambre ya que no tenían nada
para vender o consumir. No tenía nada más importancia que el amor entre ellos.
Un buen día, decidieron tener un hijo para poder tener
descendencia y para poder asegurarse que alguien heredase sus tierras y pudiera
aprovecharlas. Tras el embarazo, nació un hijo precioso, muy sano y sonriente.
Los padres estaban muy felices porque el embarazo había ido perfectamente.
Tristemente, un temporal de lluvia y viento destrozó todas
las cosechas ese año. Estaba la pareja en una situación tan mala que Ángel, el
campesino, tuvo que irse unos meses a trabajar en un pesquero en las increíbles
y bravas aguas del Océano Pacífico. Dichas aguas son muy traicioneras, ya que,
la mar puede estar calmada y ser un buen momento para salir a pescar pero
rápidamente, pueden cambiar las tornas y levantarse fuertes vientos y grandes
oleajes. Desgraciadamente eso es lo que pasó. Ángel salió a pescar con gran
alegría y estando muy motivado pero mar adentro, un fuerte oleaje y un fuerte
aire se levantaron debido a un temporal y esto hizo que el barco se hundiese.
La mujer del campesino, tras varios meses de espera, cayó en
una gran depresión ya que su marido no regresaba, pero, gracias a su hijo
consiguió salir adelante ya que tenía que cuidarle y educarle de forma
correcta.
Pasaron unos años y el hijo ya era un adolescente, su madre
decidió que ya era momento de regalarle al hijo un cofre que guardaba muy
cuidadosamente su padre con toda clase de semillas, que fueron realmente
significantes y muy importante para él ya que el trabajo, era prácticamente su
vida. La madre se lo entregó para que ese cofre con todas las semillas pudiesen
servir de inspiración a su hijo y transmitirle valores como el sacrificio por
la familia, el amor hacia los demás, etc.
Y así fue, al joven, estos objetos le sirvieron como lección
de cómo debía ser una persona y cada vez quería parecerse más a su padre,
aunque, tristemente para él, tenía un recuerdo muy tenue del campesino.
Su madre empezó a presionar al joven con que debía seguir el
trabajo de su padre, ya que los campos que tenían estaban muy descuidados desde
la muerte de Ángel y ella sola no podía trabajar todo. El muchacho, tenía
muchos sueños en mente, quería viajar a otras ciudades cercanas al lugar en el
que nació, quería conocer otras personas y culturas, etc. Pero sobre todo lo
que más le fascinaba era poder viajar.
En esta época no era normal que alguien surcase los mares en
esos grandes buques de madera y él quería ser una de esas personas especiales
que tuviesen el valor de aventurarse a buscarse un futuro mejor en otro lugar.
Pero, su madre no quería de ninguna manera que su hijo no
siguiese la tradición de la familia ya que eran todos campesinos y le amenazó
con desheredarle de sus tierras y propiedades si no continuaba el trabajo de su
querido padre.
Debida a esta situación y ya que nuestro protagonista no
aguantaba más la presión de su madre decidió huir con la ropa que llevaba
puesta y el cofre que era un referente para él y el mejor recuerdo de su padre.
Esa misma noche partió hacia el puerto y convenciendo al barquero consiguió que
le llevase tras dos días de viaje a una isla lejana de su tierra. Al llegar a
aquella isla, pronto, se dio cuenta que era gobernada por una de las mujeres
más poderosas del mundo, que incluso él, ya había oído hablar de ella.
Debió hacerse el loco en el momento de llegar, no quería que
le pudiesen reconocer ya que sus padres eran fuertemente conocidos no solo en
su poblado sino también en otras partes debido a que tenían fama de tener los
mejores productos agrícolas de la zona.
Esa misma noche los sirvientes de la Gobernadora le dieron
cobijo ya que ella les había dado la orden de ayudarla. Descansó esa noche y al
día siguiente, se reunió con la Gobernadora haciéndose notar sus brotes de
locura. Ella le asignó unas tareas de limpieza y de cocina para que pudiese ayudar
y tener algo que hacer en su enorme casa.
Pasaron así algunos años y él ya era un adulto apuesto y
guapo y cada vez estaba más enamorado de la gobernadora, ya que era tan guapa
como él y gobernaba la isla de forma maravillosa, justa y democrática. Llegó el
momento en el que la gobernadora quería buscar un hombre bueno y guapo que
pudiese casarse con ella. Para ello, iba a realizar una serie de pruebas
durante tres días y nuestro protagonista se enteró, por lo tanto vio una
increíble oportunidad en poder acercarse más a ella e intentar conocerla, ya
que como un simple criado no tenía oportunidad de hacerlo.
Llegó el día de la primera prueba y preguntó a su jefe de
cocina si se podía escapar durante la prueba ya que nunca había visto eso y
tenía muchísimas ganas de poder vivir las mismas. El jefe de cocina aceptó la
escapada de su aprendiz con la condición de que estuviese de vuelta a las diez
de la noche, ya que era la hora en la que la gobernadora se iba a dormir y se
tomaba un caldo en la cama calentita y debía subírselo él a la habitación.
El aprendiz aceptó, subió rápidamente a su habitación y se
cambió al traje que los participantes usaban para realizar las pruebas. Debido
a su maquillaje y a la vestimenta, nadie le reconoció. Llegó su turno para hacer
la prueba y consiguió terminarla con éxito juntos a otros tres participantes de
los cincuenta que se presentaron. Después de realizar la prueba corrió
velozmente a su habitación se volvió a cambiar a su traje de criado y bajó
rápidamente a las cocinas. Allí el cocinero jefe, estaba fregando la vajilla y
le avisó que no podía llegar tan tarde ya que casi no le dio tiempo a cocinar
el caldo. Lo subió rápidamente a la habitación de la gobernadora e introdujo
una de las semillas dentro del caldo.
La gobernadora cuando lo probó le pareció que el caldo estaba
más rico que nunca y casi cuando estaba terminándoselo, notó la semilla chocar
con la cuchara. Metió los dedos y se asombró de cómo podía haber llegado ahí
esa semilla. La dejó en la repisa de la chimenea y se fue a dormir.
Al día siguiente, llegaba la segunda prueba para elegir al
futuro esposo de la gobernadora. Llegó la noche y de nuevo, pidió permiso al
cocinero para poder ir otra vez a ver las pruebas ya que le encantó poder
verlas y vivirlas. El cocinero le dio permiso, pero le advirtió de que debía
llegar antes que el día anterior.
Al igual que el día anterior, subió rápidamente a su
habitación se volvió a cambiar de ropa y fue corriendo a la zona de pruebas,
donde cada vez había más gente viéndolas ya que era uno de los momentos más
importantes para la isla.
De nuevo, volvió a conseguir superar la prueba y de los
participantes que quedaban solo consiguió terminar la prueba también uno de
ellos. Por lo tanto solo quedaba él y otro hombre para el último día de prueba
que sería al día siguiente.
Corrió como el día anterior a su habitación y se volvió a
poner el uniforme de criado. Bajó a la cocina, cocinó rápido el caldo y se lo
subió a la gobernadora a su habitación y esta vez introdujo otra de las semillas
diferente a la día anterior.
Esta vez, sin probar el caldo, metió la mano para ver si
había otra semilla como el día anterior, y así fue, se volvió a encontrar otra
semilla. Muy extrañado la volvió a dejar junto a las otras dos y se fue a
dormir, nerviosa pensando cuál de los dos aspirantes que quedaban ganarían al
día siguiente.
Llegó el último día y nuestro protagonista, estaba ansioso
por que llegase la tarde para poder ganar la prueba al otro contrincante.
Estaba en la cocina trabajando cuando se dio cuenta de que ya
era el momento de ir a la prueba. Pidió otra vez permiso al cocinero y este que
ya había cogido mucho cariño al aprendiz le dejó marchar con la condición de
que fuese puntual por la noche para cocinar el caldo para la gobernadora.
El aprendiz le agradeció enormemente que le dejase marchar y se
cambió en su habitación más rápido que nunca para poder llegar.
Increíblemente, el otro hombre, no pudo terminar la prueba,
se rindió y nuestro protagonista consiguió acabarla. Se fue rápido y corriendo nada más ganar a su habitación a
volver a cambiarse de ropa, no quería que le reconociesen. Bajó a hacer como
siempre el caldo de la gobernadora y se lo subió a su habitación. Otra vez,
volvió a meter otra semilla diferente en el caldo. Cuando le entregó el caldo a
la gobernadora, ella le dijo que esta vez no se retirase, sino que esperase a
que se tomase el caldo para que pudiese bajar el cuenco, ya que se había hecho
tarde. Sin embargo, delante de él, metió de nuevo las manos en el cuenco y sacó
la semilla. Ella le explicó que esa semilla era única y que nadie más la poseía
y que había sido ella la que sin darse él cuenta, la había introducido en su
cofre.
Le confesó que ella ya sabía que era él el que había hecho la
prueba y que le daba igual quien fuese o de donde viniese, solo quería casarse
con él para el resto de los días ya que estaba profundamente enamorada.
Los dos se sumieron en un gran abrazo seguido de un beso.
Nuestro protagonista le explicó por qué había huido de su madre y ella la aseguró
que le iba a proteger siempre y que nadie sabría que estaba en esa isla.
Desde entonces, fueron felices y comieron perdices. Y colorín
colorado, este cuento se ha acabado.
Elementos que he cambiado de la historia
·
- En primer lugar, he cambiado el contexto de la historia, lo he situado en Centroamérica. Me parecía que era importante cambiar la situación del argumento ya que los lectores leerán una historia diferente y que no es habitual, por lo tanto, les motivará más.
- He cambiado también la muerte de la madre en la historia original, en este caso muere el padre. También otro elemento muy importante que he cambiado es el sexo del protagonista, ya que normalmente son princesas. He querido cambiar el protagonista a un chico y además de clase media-baja. Algo que tampoco es habitual en la literatura infantil.
- También he cambiado el papel de la persona que le da cobijo, se enamora y se casa. En este caso, una mujer. Siguiendo la tónica de los anteriores cambios, lo he hecho debido a que no es usual este tipo de situaciones.
- Por otro lado, también he querido introducir algún tipo de valores para que los lectores no los saquen tan cual, sino más bien, mi idea, es que lo interprete cada uno como quiera y sacando conclusiones de forma autónoma por sí mismos. Para cada uno será una lección diferente, eso es de lo que trato al Haber introducido en el cuento esos detalles.
Conforme vaya avanzando la etapa de los 8-9 años, irá siendo capaz de abstraer y al final de la misma será posible que el niño/a utilice una inteligencia basada en la lógica abstracta. El pensamiento intuitivo y subjetivo de la época anterior va dejando hueco al pensamiento lógico. En esta etapa aumenta la capacidad de razonar. Muchos autores han coincidido en denominar a esta etapa la «edad de la razón». A partir del sexto año, el pensamiento se hace más analítico y más sensible a las relaciones objetivas. Aparece cierto espíritu crítico y un sentimiento de certeza ante la percepción de la existencia de «lo imposible» o de «lo contradictorio»; El niño/a empieza a ser capaz de entrar en mayor contacto con la realidad y de reflexionar. Esta mayor aceptación de la realidad trae como consecuencia una mayor tolerancia a la frustración. Ya no está tan inmerso en su mundo de fantasías y deseos y esto se aprecia en las explicaciones que da. Los niño/as entre los 6 y los 10 años sienten la necesidad de ser reconocidos como personas, tanto dentro de la familia, como el ámbito escolar y de amigos. Hacerse un lugar entre los potros les permite a su vez descubrirse a sí mismos. A lo largo de esta etapa el niño/a empezará a sentirse más dueño de sí mismo. Esto favorece el progresivo distanciamiento de sus padres/madres. La capacidad del niño/a de dar paso al razonamiento, reemplazando a la intuición, se debe a la aparición, hacia el séptimo año, de la reversibilidad del pensamiento como demostró Piaget. El niño/a alcanza así el concepto de operaciones concretas, que son un conjunto de transformaciones reversibles. Las operaciones concretas más importantes son la seriación y la clasificación. Pasará a poner su atención entonces en lo cuantitativo del objeto y no solo en sus cualidades.